martes, 30 de abril de 2013

ROCK AND ROLL MADRID MARATON 2013 (La crónica).

- Prólogo:  Esto no es una crónica al uso. Es un relato, una mini-novela, como lo queráis llamar. Es lo vivido por quien escribe durante el fin de semana en el que se ha celebrado el Mapoma (para mi sigue siendo Mapoma). Será largo, a lo mejor aburrido, o incluso puede que no lleguéis al final (os lo perderéis, en serio), pero sobre todo es lo que me sale escribir tras un gran fin de semana.
Adelante. Poneros cómodos y prestar atención. Total, todo lo más que podéis perder son 10 o 15 minutos de vuestro tiempo libre.
 
-Sábado 27 de abril de 2013:
 
Me voy a saltar la parte de ir a buscar el dorsal, que hice el viernes, puesto que no tiene mayor interés. Por suerte, pude evitar acudir el sábado a recogerlo, con lo cual, las interminables colas que me guardé quedaron para otros. No hablaré, o bueno si, de la cutre-bolsa del corredor. Si, para mi muy cutre. Vale, es lo que hay. Pero al menos, si no te gastas la pasta en regalitos, pon un poco más de cariño en los avituallamientos (que no todos somos pros que funcionan con un buchito de agua, o tienen sus propios avituallamientos).
 
La parte interesante del sábado comienza a mediodía. Comida de hermandad del equipo Drinkingrunners en el Hotel Europa (casualmente mi trabajo). Allí nos juntamos prácticamente todos los integrantes del equipo, mujeres, parejas, niños y buenos amigos. También contamos con un invitado de excepción, con Carles Castillejo, un auténtico campeón, pero y aunque parezca un tópico, mucho mejor persona. Un tío sencillo, agradable, cercano, del que se aprende un montón. En fin, para mi, es como un hermano gemelo (así hemos sido bautizados).
 
 

Equipo Drinkingrunners casi al completo.
 
 
 Ahí estamos los dos. Fijaos bien. Dos gotas de agua. Se le ha pegado todo lo bueno de mi cuando corro.
 
Y bueno, a la comida vino alguien que no necesita presentación. Estuve con él, el jueves, el sábado, un rato el domingo. En fin, una de las mayores alegrías del fin de semana:
 
 
 
El gran Espiritu González. No necesita presentación. ¿Para que?
 
 
Fue una comida de amigos. Parecía que nos conociéramos de toda la vida. En fin, un gran día previo al maratón.
 
 
Domingo 28 de abril de 2013 - EL GRAN DÍA -
 
 
Que levante la mano todo aquel que antes de un maratón, la noche antes, duerma más de 5 o 6 horas seguidas. No es mi caso. Imposible. Di 300 vueltas a la cama aproximadamente. No hubo manera. Los nervios, las ganas, todo, hizo que el descanso acabara a eso de las 5:30 de la mañana.
Pues nada, dicen que el que madruga..... pasa sueño. Ni pizca. Duchazo para espabilar, terminar de preparar las cosas (no se para qué, ya veréis) y a desayunar.
No os cuento lo que me apreté a las seis de la mañana porque necesito otra entrada.
 
Miré por la ventana y vi que el día no amanecía bonito. Frío, ventoso, desagradable. Vamos todo lo que odio cuando salgo a entrenar. Pero no me iba a quedar en la cama. Ya daba igual.
 
Mochila al coche, y al punto de encuentro. Habíamos quedado en el edificio de Correos para hacernos la foto de equipo. También habían quedado allí todos los bloggeros amigos.
 
Inciso: Sentí no poder acudir a hacerme la foto con vosotros. Andaba de acá para allá, y con el lío del ropero se me hizo tarde. Tuve la suerte, la inmensa suerte de saludar al gran Barroso (que alegría me dio pisha, aunque no te atendí como te mereces), a Yolanda (la pingüina mas sonriente de todo Madrid), a Manuel el Cuentakilómetros (la próxima te la vas a merendar), al lobo Navarrete, a Jan, al gran Gato con Botas, a Víctor, y seguro que me dejo a alguno en el tintero. Que pena me dio no poder saludar al resto. De corazón, lo siento.
 
Después de las fotos, al ropero (o sea a la guerra). No voy a entrar en detalles porque creo que ya todos los conocéis.
 
Faltó alguno de los miembros de Drinking, pero prácticamente estabamos todos.
 
 

 Nos vamos a la salida, y momento "mágico-místico". Todos los miembros del equipo, TODOS, nos abrazamos uno a uno. Emocionante a más no poder. Y es que se ha demostrado que a parte de grandes corredores, son todos, sin excepción grandes tíos.
 
Guardamos un minuto de silencio muy emotivo por las víctimas de Boston y a correr. 9´ de que salieran los morenos pisamos el arco de salida. No había marcha atrás. Lo que si que había era mucho frío, mucho aire y de momento ni gota de lluvia. Mejor. Aunque bastante tenía con ir medio tiritando de frío.
 
Mucha gente corriendo. Creo que juntar las tres carreras es un error, pero........ Aunque nosotros vamos cómodos. Nuestro ritmo es suave, muy suave, voy a.... a..... coño. Pues no se a como voy, puesto que me he dejado el reloj en casa (ole, ole y ole). Al menos se cuanto tiempo llevo corriendo puesto que Pablo "alma-mater" de drinkingRunners me ha dejado uno de los relojes Sóleus que nos han acompañado durante todos los entrenamientos.
 
El ritmo estos primeros kilómetros es muy suave. Habíamos acordado no quemarnos y si teníamos que ir a 6,00 min/km. pues perfecto. No pasa nada. Es una carrera muy larga y puede pasar factura. Ya habrá tiempo de apretar (si se puede). Subimos hacia el Bernabéu. Llevamos a nuestro inseparable megáfono, así que a parte de correr, entretenemos al personal.
 
Llegada a Plaza de Castilla y seguimos a ritmo. Paseo de la Habana al tran-tran, y media vuelta por Pio XII. (estoy en zonas de Madrid que si no voy rodeado de gente, me pierdo). Llegamos al Km. 10 (59,51). Ah, pues bien. No nos estamos matando.
Avituallamiento, primer gel y primera sorpresa. Mi jefe está por la zona animando. Creía que no lo iba a ver, pero allí estaba. Palabras de ánimo y a seguir.
 
Esta zona pues bueno, ni fu ni fa. Poca animación, pelín rollete, pero bueno. Nos encaminamos a Cuatro Caminos (ya zona conocida) y parece que se anima el ambiente. Bajamos Bravo Murillo y nos acercamos al km. 15. (A 5,51). Bien. Hemos acelerado un poco, jejeje. Aunque el frío sigue haciendo de las suyas. Al menos conmigo. No voy cómodo por eso, pero como vamos casi todos los del equipo juntos dándonos charleta los kilómetros se hacen más amenos. Además me voy acercando a la zona de Fuencarral, Gran Vía. Zona conocida por todos y donde la animación sube de manera bárbara.
Cogemos Gran Vía y llamo a mi hermano. Está currando en el Hotel, así que le digo que salga por si quiere animar (espero que lo haga, jejeje). Tomamos Callao y la calle Preciados. La gente dice que esta zona es la más animada. No lo niego. Pero voy en una nube. Veo a lo lejos a mi hermano, a otro de mis jefes (Fernando), a Jaime (mi compañero con casi 20 maratones a sus espaldas). Me gritan, me animan, me chocan las manos. Buahhhh, tremendo. Suelto un grito a la gente para que nos anime. No hace falta. Lo hacen de sobra. Son más las ganas que tengo de soltar adrenalina.
 
Al rato otro momento muy emotivo con Alberto Barrantes por medio (ahí casi se me salta alguna lágrima y no era de frío) y a seguir corriendo. Calle Mayor, Palacio Real (cuántas veces he pasado por aquí este invierno preparando Mapoma, madre mía) y a enfilar Ferraz. Llevamos una velocidad de crucero (modesto pero de crucero). Nos mantenemos en torno a 5,43 y así estuve yo hasta casi el 35.
 
Que buenas cara llevábamos, ¿verdad?
 
Otro buen rato al paso por la media maratón. Nos acompañan el padre, el hermano y el hijo de Pablo. Bien. Genial. La ostia. Como corre este hombre. Nos acompañó unos 1500 metros, o casi 2000 metros, vestido de calle, con zapatos, con Powerade de la mano, geles, el megáfono y a casi 5:15 el km. Mamma mía, que nivel. Con 68 años. Claro luego me enteré que tenía 3:30 en maratón cuando ni había tanta tecnología, ni tanto gel, ni tanto Dry-Select ni Gel, ni Boost, ni nada de eso. Tremendo.
 
Hala, a seguir. Hemos pasado la media maratón en 2:01:14. Mucho íbamos a tener que apretar para bajar de 4 horas (mi modesto objetivo). Atrás habíamos dejado a Javi Álamo y a Oscar. Íbamos Pablo, Alberto, Mario Silva y yo. Zona pesadísima la de Parque del Oeste. Se me hizo muy cansino. Seguía el aire, seguía el frío y no había casi nadie animando. En fin. Menos mal que quedaba poco para llegar a Príncipe Pío. Avenida de Valladolid adelante. Luchando contra el aire, pero con cada vez más gente en las calles. Parecíamos los ciclistas en cualquier etapa de montaña de las grandes vueltas. Subidón.
 
Bajamos hacia la Casa de Campo y allí estaban esperándome los míos. Marian y Álvaro. Bien. Otro subidón. Besazo a los dos y abrazo a Álvaro. También a Ainhoa, nuestra gran amiga del alma, que se vino para acompañar a Marian y animarme a mi. Gracias guapa. Entrada en zona conocida. Casa de Campo. Madre mía. Cuántos kilómetros habrán recorrido mis zapatillas por aquí. Y que distinto se ve hoy a cualquier otro día.
 
Y que distinto me sentí en el maratón. El paso de los kilómetros, el asfalto, mis pobres tobillos. Fue un rato de debilidad. Solo deseaba salir de allí para volver a ver a Marian. Poca animación, seguía el frío y me encontraba "solo" a pesar de ir rodeado de gente.
 

Flojeé un poco. Pero no me podía permitir quedarme atrás. Habría sido cavar mi tumba. Íbamos por el 30 y había que apretar un poco. Había que salir de Casa de Campo enteros y a luchar los últimos kilómetros. Justo antes de acabar el tramo de CDC paradita a soltar lastre. Me vino genial. Descansé las piernas un minuto y respiré. Se quedó conmigo Mario y a la postre, eso fue mi salvación.

El ritmo seguía constante. Seguíamos en torno a 5,43. De nuevo veo a Marian y a Ainhoa. Alvaro se había quedado dormido. Marian me da un gel y a seguir corriendo. Me lo tomo. Buchito de agua y venga a aguantar. Zona de la Ermita del Santo. Cerca de mi barrio. Conozco la zona como la palma de mi mano y se que va a ser duro. Me ofrecen un plátano y no le quito a la señora la fiambrera entera donde los llevaba de milagro. Seguimos Mario y yo. Barrantes nos dijo adiós en la casa de Campo (como aceleró el tío) y Pablo va por delante de nosotros también (aunque no le veo. Como apretó en este tramo el jodío).

Le digo a Mario que siga si quiere (lleva piernas de sobra) y me dice que no tiene prisa. Crack.

 
Pues nada. Seguimos. Doblamos frente al Vicente Calderón y vuelta hacia la calle Segovia. Aquí preparo mis trastos de música para animarme al final. En el Km. 35 nueva para de 1´ para echar mano del Réflex, o lo que sea, y abordar la última parte y más dura del maratón.
Definitivamente me quedo solo y me pongo la música. Además alta para aislarme. Sorprendentemente voy bien y sigo adelantando corredores (al final de la prueba fueron unos 1200 los que dejé atrás).
 
Sigo corriendo y procuro no pensar. Sigue haciendo frío y me joroba. Con unos graditos más que cómodo hubiese ido. Veo al fondo Atocha y se que está hecho. Llegamos a la glorieta y, joder, alguien se ha dejado la puerta abierta. Madre, como pega. Pico el km. 40 (3:52:52) y veo que no voy a bajar de 4 horas. No pasa nada. Me vengo mínimamente abajo pero decido que voy a hacer la subida de Alfonso XII del tirón. Y además cuando veo a Rai (un gran amigo de Drinkingrunners que tuvo una caída de la bici que le ha impedido debutar en Madrid) procuro poner mi mejor sonrisa.
 
 
Vale, me sobra algún kilillo, lo se. 
 
Llamo a Marian para ver si está en meta, pero no contesta. Vaya. El Metro de Madrid fue un desastre y no pudo llegar a tiempo para que entrara con Álvaro de la manla o. Enfilo Alcalá (ya junto al Retiro) y me paro unos segundos a caminar. Me quedé en blanco. Y pienso,  ¿ que hago?. A correr. Entro en Retiro. Madre mía. A tope. Que poco queda. Y que cansado voy, y....y.... ¿aquel de allí no lleva la camiseta Drinking? ¿Es Pablo? Coño, a por él. Y me lanzo a por él. Voy seguro en torno a 4:30 (os lo aseguro) y aunque sea lo último que haga tengo que alcanzarlo. Va con su hijo. Le grito. Se gira y me espera. El speaker dice su nombre y se viene arriba. Vemos la meta. Me echo a un lado y acelero un poquito. Quiero que entre con su hijo. Se lo merece. Lo ha dado todo por el grupo y no quiero estar en medio esta vez. Es su momento. Cruzo la meta y no se ni lo que hago. Bueno si, espero que entre y me fundo en un abrazo con él. Tremendo momento. Aquí si que asoma una lágrima.
Aquí podéis ver mi entrada en meta y el abrazo. Es donde el reloj de la derecha marca 4:16:45 debajo del globo. El chiquitín de la gorra soy yo, jejeje.
 
Y se acabó. Paro el reloj y miro el tiempo. Me he ido por encima de las 4 horas.
 
Al final el tiempo neto ha sido de 4:07:14.
 
 
Vaya. No ha podido ser. Ya tengo excusa para preparar el siguiente. Cogemos la medalla que nos hemos ganado a pulso, zancada a zancada, kilómetro a kilómetro y nos hacemos una foto. Bueno no, un FOTON. Así con Mayúsculas.
 


 
Pintos, Jorge., Pablo  y Luis Arribas (un gran amigo de Drinkingrunners).


 
 
Del rato posterior a la entrada en meta, del rato para recoger algo de comida y bebida, de coger la ropa del corredor prefiero no opinar. No me va a servir de nada. Me quedo con los abrazos, otra vez, que nos dimos todos según nos fuimos encontrando. Y eso, que tengo alguna laguna. Acabé hecho polvo. Me quedé frío y me medio mareé. 
Así que al final, con mas prisas que otra cosa, nos fuimos despidiendo todos, deseando llegar al coche para poner la calefacción a tope e intentar entrar en calor. Que mal rato pase, madre mía. Me quedo con esta imagen.
 

Todos estos meses de preparación, de sufrimientos, de frío, de lluvia, de más lluvia, de todo, merecen la pena por esa medalla. Para mi, es así.
Me queda la espina de no haber podido bajar de 4 horas. Tiempo habrá de mejorar, y si no, tampoco pasa nada. Esto es #run4fun y así hay que tomárselo.
 
Dejo los agradecimientos para la próxima entrada (que también dará para mucho).
 
Si habéis conseguido llegar hasta aquí, muchas gracias por vuestra paciencia. Espero que os haya gustado y que hayáis disfrutado tanto como yo al cruzar por primera vez la línea de meta del Maratón de Madrid, mi ciudad.


 

lunes, 22 de abril de 2013

EMPIEZA LA SEMANA SANTA...

¿Qué la Semana Santa fue hace unos días? ¿En serio?. No amigos.
 
Para los maratonianos, para los que llevamos meses preparándonos para una de las citas mas importantes del año, para los que hemos madrugado para salir a entrenar, los que nos hemos mojado en este lluvioso y húmedo invierno, los que hemos llegado a las mil de hacer nuestras series, hemos discutido con nuestras parejas, maridos, mujeres, etc, etc porque no les dedicamos tiempo a ellos y si a nuestras zapatillas, para todos nosotros la semana santa empieza exactamente hoy lunes.
 
Semana que se nos va a hacer larga, muy larga. Semana de pasión.

Semana que empieza con el Domingo de Ramos también conocido como el de la tirada larga para ver como estamos de cara al maratón.

En la que tendremos como no la última cena, y la penúltima y la antepenúltima. Eso si, todas de la pasta. Macarrones, espaguetis en sus distintas variantes. Pero pasta que no falte no sea que nos acordemos de ella el dia D.
 
Y tendremos que hacer el Via Crucis del viernes de ir a por el dorsal a la feria del corredor, y parar en cada stand de la feria a ver los distintos materiales, zapatillas, geles y demás parafernalia. Y pedirnos todo para Reyes.

Y ese Sabado Santo. Esa víspera. Que decir. Esa vigilia pascual. En este caso vigilia premaratoniana. Preparar, repreparar, volver a mirar que no falta nada. Mirar por vigesimoctava vez el tiempo para ver si lloverá, hará sol, la temperatura, el aire, todo.
Y ver el material deportivo que llevaremos, y dudar hasta el último momento. Y dejarlo colocado encima de la cama. Y hacerle una foto, como no. Geles, zapatillas, camiseta, gorra de la suerte..... voy a por otros calcetines. ¿Me llevo los manguitos?. En fin, muy entretenido.

Y llegará el Domingo de Resurrección. Que empezará muy temprano. Vamos que será noche cerrada y, y....y bueno, lo del Domingo será digno de otra entrada.

Hala, disfrutad de la semana....

martes, 9 de abril de 2013

CUANDO PERDER DOS MINUTOS NO ES IMPORTANTE.

Para la mayoría de nosotros que nos dedicamos a correr por el simple hecho de pasar un rato agradable, hacer ejercicio y sentirnos bien muchas veces en una carrera perder 10 segundos es causa sino de cabreo si de un pequeño fastidio por no haber podido superar nuestras marcas.
En ocasiones nos queda la sensación de que si hubiésemos apretado más en ese repecho, o si no hubiésemos parado a beber podríamos haber mejorado nuestra marca. Que tampoco es que nos vayan a dar un premio por ello, pero la satisfacción personal siempre queda.
 
Y en ocasiones, como es mi caso esta vez es al contrario y os lo explico luego que estoy empezando por el final.
 
 
MEDIA MARATON MADRID 2013.
 
Una media maratón más a la buchaca. Esta vez partía sin pretensiones de bajar ningún tiempo ni nada parecido. Era mas que nada sumar kilómetros para el objetivo principal de este año, que como sabéis es Mapoma. (si me gusta lo de Mapoma, aunque también me mole el Rock and Roll).
 
¿La idea? ¿Qué idea? Este año no había idea. Bueno si, pasarlo lo mejor posible en compañía del resto del equipo de los Drinking Runners . Y vaya si lo conseguimos. Desde el minuto 1. Desde mucho antes de empezar la carrera allí estábamos nosotros con nuestra bandera y megáfono en mano animando un poquito el cotarro.
 
 
 
Sobre la carrera, ¿Qué comentar? Nada reseñable. Bueno si, la juerga, el cachondeo que nos pasamos gracias al "Tío del Megáfono"  (@AlbBarrantes en twitter) y lo amena que hicimos la carrera.
Ritmos tranquilos, en torno a 5:20 - 5:30, animando a la gente a que nos animase. Esta vez lo único que tenía que hacer era correr sin más. Sin presión de un segundo arriba, un segundo abajo. Sin agobios. Rodeado de amigos y disfrutando con lo que nos gusta.
 
Aún así, sobre el kilómetro 18 aún tuvimos ganas de apretar un poco y ponernos a rodar en torno a 4:40 - 4:45 (eso si, mientras deleitábamos al personal con canciones) más que nada para romper a sudar.
 
Subida de Alfonso XII o XIII o XIV (yo que se) a buen ritmo y adelantando corredores y llegada a la entrada del Retiro.
Allí, primera sorpresa del día. Ver a mis padres. Sabía que iban a meta, pero no sabía donde estarían colocados. Tuve suerte de verlos y acercarme a saludarlos. Sprint para coger a Pablo, a Alberto, a Oscar y a mi tocayo Álamo y cuando apenas quedan 300 metros para meta me separo de ellos.
Sabía que iba a estar Marian con Álvaro. Y este año no se me escabapa. Entraba en meta con él si o si. Voy despacio, casi andando y no le veo. ¿Ah, no? Pues me paro, me doy media vuelta con mucho cuidado de no estorbar y empiezo a buscarlos entre la gente. Y ahí está animando a su papa.
Lo cojo en brazos y camino de meta con él. Ya me daba igual perder un minuto o dos en meta. Es más ni siquiera sabía el tiempo que llevaba. Solo estábamos el enano y yo. Todo lo demás sobraba.
Era ese momento....
 
 
 
Tremendo. Me debieron adelantar en apenas 2 minutos unos 300 o 400 corredores. Me dio igual. Me dolía el brazo de cargar con 12 kilos de enano. Me dio gual. Estaba cansado. Me dio igual. Álvaro me quito la gorra para ponérsela él. Me encantó.
 
Al final un tiempo real de 1:54:11. ¿Y que?. Sumé kilómetros, me rodee de amigos (se me olvida nombra a mi amigo Manuel con el que también coincidí en la feria del corredor), me lo pasé genial. ¿Qué mas se puede pedir?. Pues lo único que pido es que el día 28 pueda repetir esta foto en la línea de meta. Todo lo anterior habrá merecido la pena.